III

Hay cosas que siempre ocurren, aunque en diferentes momentos:


- No se puede volver atrás, lo que ocurrió, ocurrió. El pasado no se puede cambiar, se debe vivir el presente pensando en el futuro y recordando siempre que hubiese querido nuestra pareja.

- La persona que se fue no era perfecta pero tampoco lo somos nosotros. Si hubiésemos actuado distinto no sabemos, ni nunca sabremos, si lo que ocurrió hubiese podido modificarse.

- Si pensamos en “irnos” con nuestra pareja – en la mejor de las creencias – no tenemos asegurado que nuestra muerte nos unirá a nuestro amado.

- El ¿por qué? Nunca tendrá respuesta. ¿Por qué se fue, por qué nos quedamos, por qué no nos pudimos despedir, por qué sufrió tanto, se dio cuenta que se iba?

- Hay que buscar ayuda y no encerrarse en uno mismo. Existen los talleres de duelo, taller terapia, sicólogos y psiquiatras, médicos, ayuda religiosa, todo es válido como también es válido sentirse triste, llorar y poder expresar nuestros más profundos sentimientos.

La cama vacía, el comer sólo, el no pelear por cual programa de televisión mirar, el no compartir una sobremesa, el llegar a casa y que el silencio y la soledad nos reciba, todo se aprende con el tiempo. Jamás pensé que viviría un momento así, pero ocurre.

El tomar decisiones que antes tomábamos pero sentíamos la seguridad y el respaldo que ahora no sentimos; el ahogarse en un vaso de agua y después sentir ganas de reírnos por algo que pensamos que era muy importante y después nos dimos cuenta que fue una tontería, todo es válido.

Nos amábamos con todas nuestras virtudes y nuestros defectos, pero partiste dejando un vacío imposible de llenar. Podrán existir nuevas parejas, algún amor nuevo, una esperanza, pero nada ni nadie ocupará tu lugar.
(Continúa...)