V


Cae una lágrima por mi mejilla, la vida desde hace un año parece una pesadilla, un día me siento viva, he vuelto a sentir toda mi libido y mi ser, como mujer y no me siento culpable pero como si fuese un subibaja o un serrucho, vuelvo a sentir tu ausencia, tus caricias, tus besos y tu amor pero la vida sigue sin pausa.

Tengo la opción de subirme al tren de la vida o mirarlo, contemplando cómo pasa al lado mío y sé que así no gano nada, ni yo, ni las personas que me quieren bien, ni siquiera vos, mi amor, que te fuiste y que desde algún lugar en el cielo, se que deseas lo mejor para mi, por el amor que nos tuvimos, nos tenemos y siempre perdurará entre nosotros.

Cuando me pregunto por qué él? Porqué me falta el abrazo, el beso, el dormir juntos, el salir a compartir una obra de teatro o simplemente sentarnos juntos en la mesa y comer juntos, me vienen a la memoria dos cosas que leí en algunos de los muchos libros en que busqué respuestas y que me sirvieron de apoyo, y aun me siguen sirviendo en mi proceso de duelo.

Nunca dejaré de ser una “viuda”, aunque la vida cambie de color continuamente.

Uno de los mensajes decía: “Salir adelante no a pesar de lo que pasó; sino a partir de lo que pasó”. El segundo párrafo que me quedo muy grabado decía: “El desafío es el perdonar a la vida por habernos herido, a la muerte por habernos quitado a la persona querida y, tal vez, a Dios por haber creado un mundo imperfecto habitado por el sufrimiento”.

Tampoco se encuentran respuestas al Por qué no hicimos o dejamos de hacer algo? Por qué él, por qué nos dejo; porqué a mi; y surge la bronca, primero contra la vida, luego contra nosotros mismos por no sentirnos perfectos y haber podido modificar el destino, luego vienen los médicos, Dios, e incluso el que se fue. Permitámonos sentir toda la tristeza y bronca que nos brota y tratemos de construir a partir de los pensamientos negativos.

Sentiremos momentos de alegría, momentos de tristeza, la vida se puede ver en negro y blanco, como algunos libros de duelos por los que pasamos nuestra vista, pero también se puede ver la vida con colores, vivir como esas mariposas que son libres y hermosas y que nos demuestran que uno puede sentir tanto felicidad como vacío sin sentir culpa alguna.